jueves, 3 de junio de 2010

Crónicas de una ciudad hostil

Mientras bebía de tus lágrimas se me acabaron las ganas de ti

Hastiado de la sal en mis labios, tuve que enjuagarme la boca con olvido

Al día siguiente en la resaca de mi conciencia le susurre al corazón que te negara el alquiler

Que echara a la calle tu amor y buscara una inquilina más silenciosa

Y frente a mi fría ventana, observo el crepúsculo de mi integridad

No tengo nada para escribir, no tengo musa

Nada que decir, nada que pensar

Ni tus curvas, ni tus labios, ni tus ojos, simplemente no hay

Desapareciste como desaparecen los astros en mi cielo nublado

Y la lluvia me grita con gruesos chorros tu ausencia

Me quede sin voz, sin palabras, sin ti

Busque curas para la decepción y no halle ninguna que no tuviera de ingrediente tus besos

Enfermo y vacio, vague como muerto viviente por las calles de la desdicha

Mirando perplejo la decadencia de la vida urbana, la vida sin causa,

Y como por efecto de una magia macabra te encontré a la vuelta de la tristeza

-Era tu amor, gris, ciego y rencoroso, que gastaba la plata de su renta en tabaco barato y alcohol de tercera, me acerque cauteloso como quien se acerca a un animal venenoso y moribundo y pregunte por ti, no pudo decirme más de lo que ya sabía, así, sin lagrimas en el rostro se alejo arrastrándose por las calles de la desolación, moribundo y desahuciado deteniéndose en cada esquina pidiendo compasión por una sonrisa

Sin más que una ingrata sorpresa en el bolsillo marche a mi casa, iluminado por una oscura sonrisa patee al perro de la incertidumbre, encendí un cigarrillo para saborear el humo de una nueva vida, después limpie el departamento de mi alma, acomode el cuarto de huéspedes y colgué en la marquesina un anuncio sutil-

“Se busca musa barata”

-Que inspire malas poesías, que guste de ser inalcanzable y que sepa ser amada sin saberlo-

No hay comentarios:

Publicar un comentario