domingo, 26 de septiembre de 2010

“Vivir”… ahora lo entiendo

Dormí arrullado por las ilustres voces de los blogueros de El plan del San Luis su Podcast era muy largo y antes de que acabara yo ya estaba ausente, en la mañana me levante entre quejas y suspiros, otro día más había comenzado.

La mañana pasó de manera vertiginosa, cereal, música, La cachi cachi porra, lavar, intentar recoger mi alcoba y antes de que me diera cuenta ya estaba sentado frente al ordenador, comente el podcast de la noche anterior, revise algunos blogs y me puse a descargar más películas, fue solo un pestañear y ya eran pasadas las cinco, hoy se presentaba el tour de expresión en corto en el teatro alameda. A las seis y media ya estaba camino hacia el cine, el trayecto fue corto y sincero aunque algo rebuscado.

Llegue cuando los presentadores del evento vociferaban cosas sobre el estado de Guanajuato y sobre el corto potosino que había ganado el cuarto lugar en el festival. Busque un asiento vacío y me dispuse a disfrutar de las proyecciones. Pasaron los minutos y empezó el arte, hubieron trabajos muy notables que me dejaron con un buen sabor de boca aunque el exceso de publicidad fue desesperante, se termino la primera etapa del evento y encendieron las luces para comenzar con los agradecimientos, los aplausos y todo eso que rodea este tipo de cosas. Busque mi cajetilla de cigarros de entre el desmadre que llevaba en la mochila y me dispuse a salir a fumar, cuando me levante note a mi hermano que caminaba hacia la fila donde me encontraba, nos saludamos, se sentó a mi lado y nos pusimos a hablar de los cortos y otras cosas, pero había algo que no cuadraba… cuando me había levantado para ir a fumar había notado que Viridiana, se encontraba en el sitio.

Me surgieron unas ganas tremendas de ir corriendo a verla, a preguntarle unas cuantas cosas, a decirle otras… o tal vez solo quería escuchar su voz. Me disculpe con mi hermano y me marche, sortee los asientos del cine mientras los presentadores vociferaban un sinfín de elogios sobre el festival y mientras más avanzaba hacía su encuentro más pesadas sentía las piernas. Ella estaba ahí sola, mirándome con esos ojos suyos que atraviesan el cuerpo y acojonan el alma, de repente sentí como todo el cine se quedaba en silencio, llegue hasta donde estaba sentada, me pare a su lado unos segundos como intentando pedir permiso para poder estar en su compañía, la vi, ella no había dejado de mirarme desde el instante en el que la note, me quede pensando que hacer, que decir, como actuar, ella solo volteo la mirada en silencio y yo conteste su movimiento sentándome a su lado, me quede ahí quieto, no pude ni siquiera saludarla de beso pues tenía la plena seguridad de que el simple hecho de estar en el mismo sitio que ella le parecía sumamente incomodo y aunque mis labios se morían por volver a rozar su piel sabía que hacerlo no era lo más indicado, tarde un instante contemplándola, admirando sus rodillas desnudas, sus labios carnosos, su pelo rojizo, sus anteojos cuadrados y solo cuando me di cuenta que de verdad ella estaba sentada allí fue que pude esbozar torpemente unas palabras. –Viri, ve a la escuela…– que imbécil fui ¿Cómo no se me habían podido ocurrir mejores palabras? ¿Cómo podía yo pedirle algo a esa estupenda mujer sabiendo cómo se encontraba? ¿Cómo podía yo dirigirle la palabra aquella dulce criatura que me había dado su amor? Yo sabiéndome culpable de haberle causado el estado en el que se hallaba –Por favor Viri, llevas toda la semana sin ir, no quiero que te descuides– ¿Por favor? Quién era yo para pedirle de favor que me creyera que solo quería su bienestar si bien sabia que para ella su bienestar era yo, me quede entonces en silencio, me quede viéndola, sintiéndola a mi lado, ella movió sus labios y dijo algo que no pude entender o que no recuerdo, pero en el instante que lo hizo puedo decir que me conmovió de una manera atroz, no merecía ni verla y como cumpliendo mi deseo las luces del cine se apagaron –Por mí no te preocupes… no voy a buscarte– sentí que algo se rompía en mi garganta y no pude decir nada más, tome mi mochila del aza y me quede una rato pausado, como intentando levantarme, inconscientemente quería quedarme a su lado, en silencio y oscuridad, con el simple hecho de saberla ahí me hubiera sido suficiente, pero después pensé en ella, sabía que hacerlo o decir alguna otra cosa le causaría mucho dolor, fue entonces que obtuve el valor para marcharme y deje que la bruma de lo indescifrable consumiera mi figura mientras abandonaba la sala.

Me doy asco pensaba mientras transitaba por las calles de la ciudad, caminaba nuevamente sin rumbo fijo, ya no miraba los edificios ni a la gente, solo caminaba… cuando volví en mi estaba por Zaragoza, alce la vista e identifique a Abraham entre una multitud de rostros grises, nos saludamos y agradecí su interés por mi estado de ánimo –estable– dije yo intentando fingir una sonrisa, no se la trago, después me comento sobre su anterior encuentro con Viri, sobre la insistencia de este para que ella volviera a la universidad, hablo de su decaído estado de ánimo, del mío y sobre el perro con el que iba acompañada, siempre odie a su perro pensé para mis adentros, me invito amablemente a una fiesta, yo rechace la oferta, intercambiamos unas cuantas palabras sobre la vida y nos despedimos –Cada quien ve lo que quiere ver– me dijo contestando una pequeña frase que cite –Viri me abrió los ojos Abraham… voy aprovechar la luz que me brindo– dije mientras me marchaba.

Compre un café en el extra y me fui a divagar a mi banca, fumando y bebiendo se me fue el tiempo, viendo las nubes como manchones en el cielo –desde aquí siempre se ven más lentas– le confesé a mi soledad, la música del bar de la esquina se pronunciaba fuerte y arrullaba mi estopor con melodías dulces, yo miraba a todos lados, como buscándola, como pensado en su estadía invisible detrás de las estrellas, o en su hipnótica mirada que se distinga de la luna solo por su cercanía –Te odio– me dije a mi mismo, –Te odio por no habérselo dicho a tiempo, te odio por ocultarle tus malestares en silencios mortuorios, te odio por necesitarla tanto y al mismo tiempo no saber estar con ella, te odio por tragarte todo, por no haberle dicho del daño que te causaban ciertas cosas, te odio por haber nacido así, te odio por haberla amado y no haber sabido cómo hacerlo, te odio por seguir amándola y sobre todo te odio por que te sige amando…– Entonces recordé… –No puedes echarle la culpa Uriel si hubieras enfrentado tu trastorno antes, en vez de solo negarlo y se lo hubieras dicho, ella lo hubiera podido entender y amarte como debía y no como creyó hacerlo mejor, deberías estarle agradecido, su falta de limitaciones contigo te quito por un tiempo tu necesidad natural de hacerlo con los demás, te abriste por qué no tenias la necesidad de defenderte, no de ella, la felicidad que nunca habías sentido fue más grande que tu condición, Con esa niña obtuviste lo que años de terapia nunca te darían… durante unos cuantos meses te sentiste casi normal… ¿no es cierto?– … –Si–… –Y eso es lo que les sucede casi siempre a la gente con tu tipo de trastorno, que se llegue abrir lo suficiente con alguien como para enamorarse, lamentablemente como en la mayoría de los casos, la experiencia nueva de poder percibir las emociones de los demás y poder sentir los tuyos te volvió sumamente vulnerable, tu consumías o expresabas los sentimientos de forma anormal y puede que exagerada y siendo esto así, supongo que había cosas de tu novia, de ti y de los demás, que no entendías, que te impresionaban y hasta te confundían ¿No es cierto? –… –Si–… –Así que Uriel dime, Tu eres muy dado a la auto reflexión y es muy obvio que el núcleo de tu crisis de personalidad se haya encontrado en tu relación… ¿Uriel hubo algún suceso o acción dentro de esta que tu psique no haya podido digerir bien? –… –Si, hubo muchos, tanto dentro como fuera de mi relación… pero tuve mucho cuidado con guardarme su afectación – ¿Por qué? –… –Por ella… digo… me refiero a que eran sucesos que en una situación normal no les hubiera dado importancia–… –Uriel, pero esto no era una situación normal ¿Hubo uno en especial que te haya afectado a tal grado que desearas volver a ser como eras antes? –… – Si– ¿Cuál fue? –… – No se lo puedo decir– … –¿Ni a mí que soy su psiquiatra? –… –A NADIE–… – ¡Oh ya entiendo! Bueno, bueno… cambiemos de tema, Uriel, Me desconcierta la decisión que ha tomado, en la mayoría de los casos como el suyo, el paciente pretende empezar una etapa de recuperación para volver a sentirse como usted lo hizo, que lo mueve usted a tomar el rumbo contrario ¿Por qué quiere deshacerse de años de avance? ¿Tiene usted miedo de la gente? –…– ¿Miedo?… si… si tengo, tanto como usted y el resto del mundo… pero lo que me hace tomar esa decisión es un poco más estúpido… –…– ¿Se puede saber que es? –… –Quiero que ella sea la única– me vi reflejado en el charco de café que guardaba mi envase medio vacío, después me reí en silencio, fue una risa resignada, como la de un condenado a muerte antes de recibir su dosis de eternidad – Me iré por fin– sentía lentamente como mi anti terapia funcionaba, me estaba convirtiendo en lo que siempre había evitado ser… “de evitativo a esquizoide solo hay un paso” me tome mi último sorbo de café y volví a caminar sin rumbo fijo.

No vi el nombre del establecimiento, pero me llamaron la atención las notas que provenían de su interior, reconocí de inmediato Quien fuera de Silvio Rodríguez y me fui al umbral de lo que un día fue una galería de arte, nunca entre, solo mire ausente como el chico movía las cuerdas de la guitarra mientras mi boca entonaba como en susurros la canción que él cantaba, después de estar oyéndolo durante un tiempo volví a reanudar mi camino, este me llevo a donde todo comenzó y allí encontré su canción, la canción que ponía cada vez que anhelaba su olor y buscaba el calor de sus brazos, la canción que me hacía sentirla cerca y recordar su nombre entre las notas, aquella canción que lleva el nombre del aderezo que más odio, del que más le gustaba a ella, mi favorita de mi grupo favorito, Mayonaise de los smashing pumpkins, estuve embobado oyéndola en la puerta de aquel bar, detenido, entendiendo la letra… proféticamente aquella canción contaba nuestra historia o eso me parecio, quizas mi sensibilidad aun estaba muy fresca. La melodía termino y me marche por aquella calle donde tantas cosas han pasado y cuando estaba empezando a deliberar lo que había sucedido esta noche la vi, venia caminando acompañada de la ex novia de Abraham, la contemple como se contempla una obra de arte, de lejos y sin tocarla, ella me miro y siguió caminado, yo solo pude irradiar una sonrisa una verdadera, una de despedida.

Cuando desperté estaba en el Carmen, me encontraba afuera de la santita mendigando música, estaban reproduciendo Dont Cry de los Guns and Roses y me reí mucho, di vueltas por la plaza, todo empezó a cobrar sentido, me vi en los escalones del Carmen en diferentes etapas, me vi en sus jardines con los darkis, en el museo con Joel, me vi en la santa en el techo el día que ella nos acompaño y le dije a Edwin lo mucho que me gustaba y lo mal que me sentía por que ella había llevado a su novio, me vi en Electra sacando una “tarjeta de naco oficial”, me vi en las desaparecidas nieves tuki tuki comprándonos un helado insalubre, me vi en una banca con Abraham, Jeny y Mayela pensando cómo hacerle para conseguir más alcohol, me vi en la sastrería viendo la foto de la cabeza cortada con Lorena, también me vi en Sears donde siempre me dejaba plantado, en el Pacifico desayunando un cafecito con los vagos, en dominós pizza comiendo con Bety y Rebeca, En la misma calle paseando con Lucia o fotografiando a Mitzy, en el centro de idiomas hablando de zombis con mi hermano o en la tienda de mascotas preguntando como quitar la pelusa de los sacos, en la tienda de ropa criticando los bikinis de estambre mientras ella veía unos zapatos, entonces me enfoque más en su rostro y empiece a hablar solo, caminando en compañía de una ilusión –Te acuerdas cuando tu y wonder estaban jugando luchitas en la óptica y casi me aplastan, cuando compraste ese refresco de vainilla en la farmacia y no te gusto o la primera vez que huiste del abuelo Sodoma conmigo a lado, saliste disparada… luego te regresaste y me abrazaste bien fuerte, o cuando te prometí que siempre te iba a proteger en aquella banca que esta frente a la torre, o cuando entramos por primera vez a la tienda de libros viejos y te dije que la dueña era tuerta y no era cierto, o el día de tu cumpleaños cuando saliste borrachísima de la cervecería San Luis y tuvimos que dar varias vueltas para que se te bajara, o la primera vez que te bese en el bar la excelencia, casi me arrancas el labio, o cuando me dijiste que el reloj del jardín colon parecía un búho, yo nunca lo habría notado, o el mejor momento de mi vida, cuando nos besábamos frente a ese reloj, hacia viento, estaba nublado, nos calentábamos con nuestros brazos mientras oíamos un saxofón a lo lejos…– había concluido mi caminata y ahora me encontraba sentado en aquella banca que tanto aprecio, el auto seguía donde lo había puesto y me esperaba para partir pero aquel fantasma seguía acosándome, reclamándome más sonrizas, asi que proseguí charlando con mi ficticia acompañante – recuerdo cuanto te desee la primera vez que te vi con una falda larga puesta, te tome fotos con el celular de mi hermano, o la última noche que estuvimos en el departamento de tu hermana, fue mágica, tan mágica como la primera vez, cuando me fisure la rodilla por verte a tiempo, o la primera vez que fuimos a los elfos solos, pediste un capuchino para llevar y no te lo terminaste, o cuando leíste en la coordi, cortaste un trozo de tu cuento y escupiste el chicle que tenias rato mascando en él, también recordare siempre el día en que te propuse ser mi novia, recordare con gracia todas las clases de manejo y cuando se te estaba quedando el bocho en Pedro Moreno, recordare todas las charlas de música, desde las de Bauhaus hasta las de Bob Dylan, recordare cuando te acompañe a pintarte el pelo y como no me dejabas besarte por miedo a que me envenenara, recordare tu marca favorita de jugo, recordare tu cuarto aunque solo lo haya visto una vez, recordare tus risas estridentes, tus ojos desorbitados, tus charlas en nahualt, los molletes gratinados que me obligaste a comer antes de besarte, recordare como me enseñaste a comer makis, o cuando te llame preocupado en diciembre desde la convención de comics porque te sangraba el oído, recordare tu paraguas comprado en el chopo, recordare las veces que fuimos al cine y siempre salí quejándome, recordare el sabor de tus besos, el olor de tu pelo, el tacto de tu piel y el ardor de tus mordías, recordare la primera vez que me dijiste que me amabas y la ultima, recordare todo, cada centímetro de tu piel, cada palabra por bendita o maldita que haya sido, cada silencio, cada caricia, cada susurro, cada risa, cada mirada, cada error, cada acierto, cada roce de mi piel con tu piel, todo… excepto una cosa, no puedo recordar cuando deje de quererte para empezar a amarte…– y Ahí estaba yo hablando solo en una banca casi a la media noche, me reí demasiado de lo que me estaba pasando, todo este tiempo ocultándoselo a todos, haciéndoles creer que estaba amargado… y aun así hubo gente que me quiso, ahora lo sé, gente más allá de mis amigos íntimos Dony y Dick los cuales nunca han sabido de mi trastorno y espero nunca lo hagan, más allá del Edgar quien siempre me ha apoyado, más allá de la extinta Mitzy o de Lorena a la que siempre admire y siempre querré, mas allá de todos ellos me llevo cada uno de los recuerdos que infinidad de personas me han dado, cada imagen, cada historia, cada palabra, cada emoción por mínima que haya sido, ahora sé que amo esta ciudad.

Gracias Viridiana Urias por haberme dado tu amor y haber hecho brotar el mio… espero algún día comprendas la elección que hice.

sábado, 25 de septiembre de 2010

Transparencias

Llevo caminado unos cuantos días, “poner la ciudad bajo tus pies” hubiera dicho Jerusalem.

Específicamente llevo caminando desde que me di cuenta que las cosas no iban bien. En mis distintas incursiones he podido deliberar que San Luis se me haría una ciudad hermosa si no hubiera nacido aquí. Hoy en especial di uno de esos paseos nocturnos que tanto me gustan, revise detenidamente los lugares simbólicos que me han marcado y los estudie un poco para ver si me seguían brindando esa comodidad que me dieron en épocas pasadas, empecé con mi banca favorita, esa que está en el jardín colon frente a una escuela donde siempre hay gente bailando de noche, me senté, saque mi libro de Rubén Darío y antes de que me diera cuenta ya me había leído casi la mitad, termine con la gallina degollada y me di por satisfecho, pase entonces por las escaleras del teatro de la paz, exclusivamente la sección que se encuentra frente una galería a la cual lamentablemente no he podido ir, me senté discretamente, alejándome de las parejas que me rodeaban, me fume un cigarrillo y mientras veía todo el bullicio de una plaza que siempre sentí y sentiré ajena me entro algo de pánico, esa sección de las escaleras ya no me pertenece, hui hacia san francisco con el consuelo de encontrarme con el árbol que tanto me gusta, con la fuente, con mi oasis urbano, lo encontré pulcro y ausente, después de un rato el me encontró a mí, nos reconciliamos, escribí algo bajo su tutela y me fui con una sonrisa en la cara. Zaragoza dije después, mi calle favorita, emprendí mi trayectoria rumbo a la nada, deteniéndome en cada recuerdo que veía para otorgarle una disculpa y darle un perdón, mientras me encontraba absorto por la profundidad de la calle se me cruzaron sus nombres por mi cabeza y ahí las vi, un amiga a la que ya no veo y otra que ya no me quiere ver, reaccione casi por instinto –Santa mierda– dije en voz alta, me di la vuelta, agache mi cabeza y emprendí mi viaje de regreso, quise correr pero lo único que conseguí fue entorpecer mi andar y cuando creí que el manto de la noche se me había aliado en mi escape escuche mi nombre, mi nombre como un disparo, me detuve herido de muerte, el temor se apodero de mí y me volví para verlas a ambas –Hola Uriel– Dijo Sindah –¿Parecía que querías huir de nosotras?– esbozo Lorena de esa forma tan afilada y al grano, yo murmure algo inentendible, creo que fue una especie de saludo por que tenía mi mano alzada y temblorosa, después entre tartamudeos inexplicables me digne a hablar –Algo así– creo que dije contestando a la pregunta de Lorena –¿Como estas? – Pregunto ella de forma reflexiva –Sinceramente, mal… hace unos días… termine con mi chava– Dije titubeando, lo siguientes segundos fueron turbios, no oí lo que dijeron a continuación, pues mi voz interna me estaba gritando cosas, me gritaba que les dijera que estaba destrozado, que tenía problemas, que las echaba de menos, pero no lo hice porque rápidamente mi trance fue interrumpido por ciertas palabras que aun me dejan pensando – Ya sabía…– Dijo Lorena pintando su sonrisa de siempre –Ella me lo dijo… y también me dijo otras cosas– Sinceramente el cuadro de Lorena teniendo una charla coloquial acerca de mi con Viridiana no se me figuraba muy real, se me hacía pintoresco y hasta soñado, como producto de algún macabro plan, aunque he pensado que si ellas dos se hubieran conocido en otras circunstancias se hubieran llevado muy bien – ¿Ah sí?– Mi discurso estaba muy falto de palabras, me volví ausentar, creo que no me podía sacar de la mente la escena de ellas dos charlando y más que nada el apartado que hizo Lorena sobre “otras cosas”, Cuando volví a poner atención en la realidad Lorena me estaba abrazando, moví mis labios, tenía ganas de decirle que la quería, que la extrañaba, que la necesitaba, quería abrazarla fuerte, apretarla, quería pensar que todo sería como era antes… no pude, solo coloque torpemente mis brazos alrededor de su espalda, después fingió que me mordía el hombro, instantáneamente me desato recuerdos, contextos y una variante de emociones que me puso adverso, “Mira Uriel, lo que las mujeres buscan es estabilidad, seguridad, alguien que está mal no puede estar con alguien que está peor… por eso lo corte” La aparte con tristeza, sentía que iba a reventar e inmediatamente saque un cigarrillo de mi bolsillo, lo encendí con velocidad y aspire el humo… tenía que salir de ahí –Uriel ¿No quieres venir a la casa? – me extendió Sindah un amable invitación, a veces te topas con gente tan buena que negarles su ayuda duele más que no haberla recibido nunca –No Sindah, será en otra ocasión– Me volví a ausentar, empezaba a sudar frio, tenía que salir de ahí corriendo, me despedí de ellas de forma automática, Sindah me dijo algo de vivir, no entendí que fue –Sobrevivir, de eso se trata la naturaleza humana– conteste, me separe de ellas, di dos o tres pasos, alce mi mano y sin voltear atrás dije –Suerte en la vida– y me fui, me fui lo más rápido que pude y no voltee atrás, cuando me halle a una buena distancia comencé a correr, cuando me detuve vomite –Al menos voy a enflacar– dije limpiándome el vomito de la boca, caí rendido sobre un banca que estaba al lado de mi, me encontraba casi a la mitad de la calzada de Guadalupe… me quede tranquilo unos minutos y tiempo después suspire –Necesito una cerveza–.

Más tarde me encontraba en los elfos, dos cigarros consumidos y una victoria a medias me delataban como un desahuciado social, los hits de los 80s que se transmitían por la tv me tenían demasiado ocupado como para pensar en lo que había ocurrido, cuando termine mi cerveza page y me fui, camino al auto me tropecé con mi hermano, el tipo estaba de lo más alegre, hablaba de un performance en el centro de las artes, de todo un éxito, hablaba de proyectos, de ideas y me contagio su felicidad, nos sentamos y charlamos durante un buen rato. –David… sabes cuál es mi problema– dije sin verlo, el se cayó y me dejo seguir hablando –Mi problema, es que desde que se lo que tengo, lo he visto como una enfermedad y he luchado con ella haciéndome mucho daño en el proceso, pero ahora sé que no es una enfermedad, sino una anormalidad, no estoy mal, solo soy diferente–… – ¿Vas a dejar tu tratamiento? – Lo mire con duda –Mi terapia psicológica no, las pastillas… no las volveré a tomar nunca… David… voy a revertir mi tratamiento– ante mi afirmación permaneció inmutable –Pero… ¿Cómo le vas a hacer con la gente? ¿No querías ser normal?–… –David, naci así, no puedo cambiarlo, tu sabes que intentar hacerlo me daña mucho, yo… solo quiero ser feliz como soy–… –Pero para ti ser feliz es estar casi aislado–… –Si así vivo bien, pues que así sea ¿No? – ambos nos reímos, seguimos hablando de cosas y finalmente optamos por irnos, cada cual en su respectivo vehículo.

Tome una desviación del camino que siempre tomo a mi casa y entre por cinco de mayo, ya era noche, me detuve en la esquina de la casa de Sindah y puse el auto en neutral, me asome por la ventana del coche y vi su balcón Iluminado… y recordé “¡Dices que estás perdiendo a tus amigos, pues yo te quería poner a disposición a los míos!”… “¡Tu eres muy listo, nada más que te gusta hacerte pendejo!”… –Si, tenias razón… me gusta hacerme pendejo… la gente como yo, no puede tener amigos– puse el motor en marcha y seguí mi camino.

viernes, 24 de septiembre de 2010

¿Seguiré dormido?

Me levante temprano, inmediatamente mis ojos inquietos buscaron la luz del sol a través de las cortinas pero solo hallaron la oscuridad que brinda su ausencia, no puedo recordar lo que soñé.

Minutos más tarde ya me encontraba saliendo de mi casa, faltaban horas para mi primera y única clase del día más algo me movía a marcharme, como por inercia tome el colectivo.

La mañana estaba lluviosa, la briza fría y con el alma ausente, mis ojos se empañaban con ligeras gotas de agua cada vez que dirigía mi vista al cielo, por la delgadez de las nubes se notaban aun los últimos rayos de luna -¿Por qué estaba tomando el autobús?-

Subí al transporte, pague mi cuota como si fuera esta una transacción rutinaria, busque un asiento solitario y cómodo, tome lugar, limpie la ventana, saque mi reproductor y me dispuse a escuchar lo primero que saliera, No surprises de Radiohead fue lo que choco inmediatamente con mis oídos… la pregunta me seguía acosando.

Me perdí en la vista que ofrecía la ventana, agua, gente, autos, edificios, faroles y concreto, las delicadas escenas que puede ofrecer la urbe citadina son privilegios que un conductor nunca podrá disfrutar, la lluvia comenzó arreciar.

Tus silencios son las olas de mi mar que cobijan mis momentos de soledad
Y no encuentro la palabra para describir este vacío que me llenas y me haces hundir...

Después de un largo momento de espera la respuesta se me manifestó con la descrecencia de la lluvia, sus gordas gotas ya solo parecían leves pelusas flotando en el cielo, el sol comenzó entonces a dar sus primeras señales de vida y sus radiantes rayos trasmutaban aquellas ondulantes pelusas en brillantes y diminutos diamantes.
La mágica hermosura nunca se marcha pense, solo evitamos verla. Abrí la ventana y deje que aquellas joyas me besaran la cara…

Aterrorizas me simplificas y dando vueltas me respiras
Eres mi caricia toda una delicia
Tú eres, pura buena malicia
Tú eres pura buena malicia…

Carla Morrison dejo de cantar en el instante en el que yo comencé a sonreírle de nuevo a la vida.

martes, 21 de septiembre de 2010

Llamadas telefonicas

B está enamorado de X. Por supuesto, se trata de un amor desdichado. B, en una
época de su vida, estuvo dispuesto a hacer todo por X, más o menos lo mismo que piensan
y dicen todos los enamorados. X rompe con él. X rompe con él por teléfono. Al principio,
por supuesto, B sufre, pero a la larga, como es usual, se repone. La vida, como dicen en las
telenovelas, continúa. Pasan los años.

Una noche en que no tiene nada que hacer, B consigue, tras dos llamadas
telefónicas, ponerse en contacto con X. Ninguno de los dos es joven y eso se nota en sus
voces que cruzan España de una punta a la otra. Renace la amistad y al cabo de unos días
deciden reencontrarse. Ambas partes arrastran divorcios, nuevas enfermedades,
frustraciones. Cuando B toma el tren para dirigirse a la ciudad de X, aún no está
enamorado. El primer día lo pasan encerrados en casa de X, hablando de sus vidas (en
realidad quien habla es X, B escucha y de vez en cuando pregunta); por la noche X lo invita
a compartir su cama. B en el fondo no tiene ganas de acostarse con X, pero acepta. Por la
mañana, al despertar, B está enamorado otra vez. ¿Pero está enamorado de X o está
enamorado de la idea de estar enamorado? La relación es problemática e intensa: X cada
día bordea el suicidio, está en tratamiento psiquiátrico (pastillas, muchas pastillas que sin
embargo en nada la ayudan), llora a menudo y sin causa aparente. Así que B cuida a X. Sus
cuidados son cariñosos, diligentes, pero también son torpes. Sus cuidados remedan los
cuidados de un enamorado verdadero. B no tarda en darse cuenta de esto. Intenta que salga
de su depresión, pero sólo consigue llevar a X a un callejón sin salida o que X estima sin
salida. A veces, cuando está solo o cuando observa a X dormir, B también piensa que el
callejón no tiene salida. Intenta recordar a sus amores perdidos como una forma de
antídoto, intenta convencerse de que puede vivir sin X, de que puede salvarse solo. Una
noche X le pide que se marche y B coge el tren y abandona la ciudad. X va a la estación a
despedirlo. La despedida es afectuosa y desesperada. B viaja en litera pero no puede dormir
hasta muy tarde. Cuando por fin cae dormido sueña con un mono de nieve que camina por
el desierto. El camino del mono es limítrofe, abocado probablemente al fracaso. Pero el
mono prefiere no saberlo y su astucia se convierte en su voluntad: camina de noche, cuando
las estrellas heladas barren el desierto. Al despertar B cree comprender el significado del sueño (si lo tuviera) y es capaz de dirigirse a su casa con un mínimo consuelo.

Roberto Bolaño, Fragmento extraido del cuento Llamadas telefonicas

" Hoy no paso nada. Y si pasó algo es mejor callarlo, pues no lo entendí."

lunes, 20 de septiembre de 2010

Deja vu

Manzanita con Whisky. Dijo la voz de una chica cuando la mesera le ofreció algo de tomar, más que una palabra fue un susurro, uno suave de serena composición y destacablemente joven. Fue en ese instante que surgió en mí el deseo de ponerle rostro al sonido, tal vez solo por curiosidad o por la absurda necesidad de saber quien tenía tan mal gusto para sus bebidas. Volteé a la mesa donde ella se tenía que encontrar justo como a 20 o 30 pasos de mí, lo que halle no fue una mujer, lo que halle fue la sensación de haber tenido una vida feliz.

Deja vu, según tengo entendido es una expresión francesa que significa “ya visto” y normalmente se usa para conceptualizar un fenómeno mental, “el sentimiento de ya haber vivido algo”. Hace tiempo tuve una charla en la cual hablamos sobre el “Deja vu” y el mal uso que yo le daba al concepto.

Aquí un ejemplo de uno de mis Deja vus

Uriel duerme plácidamente sobre el sillón, en su regazo esta el control remoto que se tambalea con cada ronquido, su cara babeante sobre su hombro, es iluminada por la estática de la televisión cuya programación hace tiempo que se agoto. Pero Uriel sueña y dentro de su cabeza se construye una visión, una con un jardín enorme, cuyas lámparas a media tonalidad le dan la bienvenida prematura a la noche, él se encuentra sentado sobre el respaldo de un banquilla de metal, el cigarro de su boca está a punto de terminarse y la música de fondo lo incita a buscar otro en su chaqueta, saca la cajetilla torpemente y dos cigarros caen a la yerba húmeda que hay bajo sus pies, él se incorpora y baja de su banquita para tomarlos, se agacha y escruta tranquilamente el pasto en busca de algún otro cigarro que se le haya podido caer, cuando descubre que en su mano tiene los únicos que cayeron de su cajetilla se levanta y cuando su cuello esta enderezándose se topa con la mirada de una chica.-¿Me das uno?- dice la mujer y el sueño termina… tiempo después en algún evento dentro del museo, Uriel se aburre de intentar charlar con la gente y sale a tomar “aire”. Se sienta melindrosamente sobre una banquita y se pone a fumar mientras divaga, la ansiedad de la noche bajando por los faroles y la música que hace poco empezó a sonar lo pone de buenas para fumarse otro. Saca su cajetilla de Camels pero se le caen dos, con desidia se levanta de la banquita y se agacha a recogerlos, cuando se está incorporando descubre un par de ojos mirándolo desde arriba, se trata de Andrea, una vieja amiga de la prepa – ¿Me das uno?- dice la chica mientras con los ojos le sugiere uno de los cigarros que Uriel tiene en su mano, Este responde desconcertado… -¿Deja vu?-.

Yo creía que este tipo de sucesos pertenecía al deja vu pero según las aclaraciones del otro día esto no es un deja vu si no más bien un augurio o premonición, que es en ciertos casos otro fenómeno pre cognitivo más no el mismo, así que con esto fresco me decidí a estudiar al deja vu y encontré que hay varios tipos.
Deja vecu (ya vivido)
Deja sentí (ya sentido)
Deja visité (ya visitado)
Lo que yo narre se acerca a una especie de “Deja vecu”, pero con la singularidad que posteriormente ya lo había vivido en un sueño… con un deja vu no debes tener ningún tipo de conciencia de donde lo has hecho.
El Deja sentí carece completamente de una base pre cognitiva y vive solo como una explosión de emoción que se manifiesta por un suceso levemente percibido. En cambio el deja visité se enfoca en el conocimiento inusitado de geografía supuestamente nueva, como entrar a una habitación por vez primera y saber donde están la mayoría de las cosas.

Hace tiempo también que tuve otra charla sobre este tipo de fenómenos neurales, y si bien aquella platica no trato de delimitar el uso de los conceptos, si fue una leve explicación motivacional sobre las distintas paramnesias que teníamos y como estábamos jodidos de la cabeza…

Creo que no estábamos tan jodidos...



Tiempo en espiral, por Urielo Sánchez

Te veo bajo el azar del tiempo y el sin saber de tu mirada
Te siento bajo
Las arenas y recuerdos
Y la melancolía cuando llevaba tu nombre
Deja vu
Yo te llamo Fantasma,
Te evoco Milagro
Te susurro ayer
Y sobrevives en el sueño del loco
En el andar del cojo y el saludo del manco
Tu sabes a duda, consternación

¿Una mala decisión?
¿Un grito ahogado? de y un sueño destrozado

Silencio y risa
Odio y fracaso
Te maldigo
Efímera noche de aquel día que murió en la tarde
Sortilegio
Maléfico
Eres deja vu
Estimulo de lo prohibido
Joya y muerte, dulce podrido
Veneno, ámbar, fósil y testigo
Chispa, deseo, anhelo y extrañeza
Eres la mirada occisa
La fotografía marchita
La pantalla latente
La luz encendida
La pareja en el parque
Tú eres Deja vu
Memoria y olvido
Deseo y tempestad
Tiempo retorcido que me lleva al miedo
De evocarte cuando beso otros labios.

miércoles, 11 de agosto de 2010

Reencuentro

Así es como la vida escupe a un vagabundo
Forrada de desdicha procura muy segura
Plantearle alguna duda aquella mala noche
Tristeza y amargura acompañan su reproche
-
Te encuentro y no me hallo
Te busco y no te espero
Te pierdo y me regreso
Y al final solo me encuentro envuelto en el silencio
En la bruma de un mar muerto
Fallezco impuro
Marchito de tus besos
-
Veneno y hiel en sus gargantas anuncia lluvia en el desierto
Anuncian voz en el silencio y sal entre sus dedos
Coro a dos voces
La una sobre la distante
Y en un instante ambas se ahogan
Se acongojan entre lágrimas brumosas
Noches traviesas, canciones infinitas
Serenatas invictas de dolor
Querubines y mendigos alzan sus trompetas
Gehena y muerte
Pervertida mente diestras
Acompañan muy hambrientas
Aquella infame orquesta
Hoy dicta la suite del rompimiento
La canción de los tormentos
Del horrendo sufrimiento que pretende terminar
Un sueño hermoso y singular que es en tus brazos despertar
-
Y entre aquel presto final
Surge en un segundo de otro mundo algún evento
Algún suceso, alguna historia
Algún eterno sentimiento, con tu nombre
Con tu cuerpo, con tus ojos y tus besos
Es la llama de tu amor que ilumina ese momento
Es la imagen de una chica y el fuego eterno en sus cabellos
Quien pone con amor sus manos en mi pecho
Y cura aquel dolor que de su alma estaba preso
Con un beso y mucha calma purga de arrepentimiento
Al pobre vago taciturno que ha pasado con los muertos
-
Saliste de la nada, llameante y poderosa
O sirena mía, serena y malandrina
Cántame al oído los días que te perdí.


Me Reencuentro con mi blog, me reencuentro con la vida, con migo mismo, contigo, con la nada y con el asir de las letras sobre el papel

Gracias por aguantarme Cabezona

miércoles, 30 de junio de 2010

Gotas de agua

¿Cómo funciona la vida? Se dice a sí mismo un dios cansado sobre las alturas de una nube muerta y al bajar su mirada se encuentra a un chico sobre la desgastada piedra de la duda, mirando inciertamente al profundo lago del tiempo, entre las aguas intenta descifrar que hilos atan a unas gotas con otras, preocupado se acerca lentamente al borde de aquel cumulo de vidas y después de admirar su reflejo en el éter vierte sus manos sobre recuerdos e historias… La gente es como el agua y las gotas son personas, siempre atadas entre ellas, motivos, acciones, probabilidades, la vida es un azar de leyendas que reviven con cada suspiro, con cada beso, con cada noche en que nuevamente volvemos a mirar atrás.

Mi vida es como una laguna de hechos y sucesos, la gente con la que he convido me recuerda a las piedras que yacen en el lecho del manantial, las personas que valoro tienden a ser piedras más grandes pues ocupan mayor volumen.
El dios coge una sonrisa y la arroja a las profundidades del destino, el incierto y macabro juego de la vida comienza, la nube despierta, la lluvia se precipita.

La gota cae furiosa y tempestiva sobre la superficie del lago más no se queda allí, sigue su trayecto y toma la forma de un favor, el favor se convierte en un estrechar de manos, las manos en unas botellas y aparece un brindis, la gota sigue fundiéndose en el lago y más botellas aparecen, otras se disuelven y tiempo después se quiebran, los cristales se convierten en humo, el humo en una fotografía, la fotografía en una pantalla, la pantalla en un rostro, en letras… la gota ha crecido y sigue cayendo ahora adopta el nombre de amistad, la amistad se convierte en amor, el amor en decepción, en dolor, en felicidad, en emoción, creación y cambio…

Aquella gota llega a su destino, el lecho y allí toma su forma más pura… se vuelve sentido, respuesta, ahora es el lago el que cambia.

“A toda acción en el universo le corresponde una reacción”

El dios se rasca la cabeza acongojado por el espíritu de lo indescifrable, el chico le arroja una sonrisa al destino, la nube se abre, el dios se cae y se convierte en viento…

El destino es un azar que se teje con ambas manos, los dioses son sueños y burbujas, la probabilidad es la única deidad tangible que gobierna al universo con puño de lógica… pero para mí poco mantiene cordura, pues a través del reflejo de aquel misterioso lago descubrí el tejido que unía aquellas gotas.

La vida está hecha de sentidos, emociones, pensamientos y sobre todo pequeños momentos, a veces lo que es verdaderamente valioso de la vida puede ser el fragmento de un libro, fumar un cigarrillo en la azotea, el sonido de un saxofón a lo lejos o beber un chocolate caliente durante una tormenta… la vida es el segundo que hay de diferencia cuando respiramos, cuando abrimos los ojos al comenzar el día.

vivir.

Vivir dentro de los ojos de una chica cuando en un susurro le dices te amo, o vivir dentro de los labios de un sueño cuando recibes un beso dentro de un juego de botella.

La vida es solo eso vivir y de la rosa solo nos queda el nombre…

sábado, 19 de junio de 2010

Los libros susurran


Todos tus muertos vacilan en la inconsciencia de un universo intangible, memorioso y desdichable.

¿Te merezco? Sabiduría robada de yertos cuerpos putrefactos, te anhelo, te busco, te necesito y en tu ausencia me convierto en un monstruo… un demonio come palabras que devora ideas y defeca blasfemias… que soy si no genero más que pautas

“ya no hay nada nuevo bajo el sol”

Solo sombras apáticas, ondulantes y vacilantes parodias de conocimiento nuevo, miel para moscas ciegas, absurdos gusanos ególatras, críticos alimentando sus barrigas con el cadáver exquisito de mentes extintas

¿Produzco o reproduzco? Somos ecos de las voces del pasado, somos en esencia la suma de todas las acciones realizadas desde el principio de los tiempos y cada minúscula porción de pensamiento afecta la piedra más alejada del cosmos, por que las ideas no mueren como la carne, somos pues todos tus muertos, óyenos, léenos y te sabrás más vivo que nunca

“los muertos no hablan, susurran”

Y entre el viento se regocijan y pasean, acariciando nuestras mejillas con el taciturno beso de la duda, la literatura es un arte necromatico, pues el mismo autor revive con cada palabra transpirada del texto

“Puedo intuir, puedo oler, puedo pensar, pero saber jamás”

Seguiremos soñado por ustedes, cierren los parpados y caminen en el onírico paisaje de nuestras mentes.

Larga vida a la imaginación

Descansen en paz, Saramago y Monsiváis

jueves, 3 de junio de 2010

Crónicas de una ciudad hostil

Mientras bebía de tus lágrimas se me acabaron las ganas de ti

Hastiado de la sal en mis labios, tuve que enjuagarme la boca con olvido

Al día siguiente en la resaca de mi conciencia le susurre al corazón que te negara el alquiler

Que echara a la calle tu amor y buscara una inquilina más silenciosa

Y frente a mi fría ventana, observo el crepúsculo de mi integridad

No tengo nada para escribir, no tengo musa

Nada que decir, nada que pensar

Ni tus curvas, ni tus labios, ni tus ojos, simplemente no hay

Desapareciste como desaparecen los astros en mi cielo nublado

Y la lluvia me grita con gruesos chorros tu ausencia

Me quede sin voz, sin palabras, sin ti

Busque curas para la decepción y no halle ninguna que no tuviera de ingrediente tus besos

Enfermo y vacio, vague como muerto viviente por las calles de la desdicha

Mirando perplejo la decadencia de la vida urbana, la vida sin causa,

Y como por efecto de una magia macabra te encontré a la vuelta de la tristeza

-Era tu amor, gris, ciego y rencoroso, que gastaba la plata de su renta en tabaco barato y alcohol de tercera, me acerque cauteloso como quien se acerca a un animal venenoso y moribundo y pregunte por ti, no pudo decirme más de lo que ya sabía, así, sin lagrimas en el rostro se alejo arrastrándose por las calles de la desolación, moribundo y desahuciado deteniéndose en cada esquina pidiendo compasión por una sonrisa

Sin más que una ingrata sorpresa en el bolsillo marche a mi casa, iluminado por una oscura sonrisa patee al perro de la incertidumbre, encendí un cigarrillo para saborear el humo de una nueva vida, después limpie el departamento de mi alma, acomode el cuarto de huéspedes y colgué en la marquesina un anuncio sutil-

“Se busca musa barata”

-Que inspire malas poesías, que guste de ser inalcanzable y que sepa ser amada sin saberlo-

viernes, 7 de mayo de 2010

Sobre el Cerro

¡Margarita! Me grita Enif en un absorto estado de ebriedad mientras yo estoy echado en un suelo que contiene más piedras e insectos que sácate y comodidad. Viri está a mi lado y me pide que la abrase, que ignore a Mayela y su falta de conciencia, que ignore el voyerismo del Doc, que ignore las extrañas onomatopeyas que provienen de Aurora y yo... yo le hago caso.

Horas antes nos encontrábamos ambos en el auditorio de la CCYH, Mayela seguía sobria, Jeny seguía seca y Abraham no estaba tan drogado, detrás de nosotros Mi Primo Edgar (a quien la lectura le pareció insultante) y su novia Andrea. El Auditorio rebosaba de vida y la afluencia era de verdad notable pues en eventos de este tipo más de 30 personas son equiparables al Woodstock.

Fue entonces que ella leyó, con un chicle en la boca, carraspeando, presionada, nerviosa y portando unos anteojos cuadrados y justos cuando arranco un trozo del texto y escupió el chicle que antes masticaba sobre él, fue que supe por que aquella niña pelirroja de mal carácter que casi vomita sobre el micrófono era la mujer que tanto amaba.















Viri, Jeny, Mayela

Tiempo después yo leí la patética falacia que también pueden encontrar aquí, Final de temporada, lo curioso es que lo escribí un jueves por la madrugada pensando en una charla sobre frutas y sus sentimientos, charla que había sucedido el martes de esa misma semana. Leí fatal.

Minutos después de las criticas de Beatriz nos encontrábamos camino al "monte calavera" en el cerro de san Pedro, ni Abraham ni yo, sabíamos si sobreviviríamos a aquella travesía, pues íbamos en una vieja motocicleta llamada Doroti, cargados hasta el pito de botana y refrescos, el clima oscilaba entre los 38° grados y lo peor... yo iba conduciendo

Después de sortear a la muerte varias veces, llegamos al mencionado monte calavera (monte caldera) un sitio sublime donde estuvimos una hora y media tragando botanas, refresco, prendiendo una fogata con estiércol y sufriendo las inclemencias del calor... las chicas nos habían abandonado.















Enif


Hartos de tanta blasfemia decidimos irnos, no teníamos idea que en el camino nos encontraríamos a la chicas pero ya no en el fabuloso bocho del Doc, sino en una potente camioneta, ebrias y escribiendo un chismografo... la fiesta aun estaba por comenzar.

Horas después me encontraba sobrio (pues no bebo) y charlando con Viridiana sobre una roca de tinte "lovecraniano" la noche estaba cayendo, Jeny había sufrido un accidente y termino nadando con los peces (fue rescatada por el Doc de una forma heroica y espectacular). Mayela había recobrado la conciencia y lloraba por una fuerte pre-cruda moral que atentaba con alejarla para siempre del alcohol, Enif charlaba con Abraham sobre las mieles y hieles del amor platónico, Aurora reía... si a eso se le puede llamar reír (asusta oírla).















Jeny


El saldo fue blanco, el Doc manejo ebrio y casi nos mata cuando bajamos del cerro (una: casi nos atropella, dos: casi se sale de la carretera y morimos) así que el resto del trayecto yo me fui en Doroti y con Viri, el Doc y compañía huyeron por su parte.

A su tiempo nos encontramos en el centro, reunidos una vez más, charlamos un poco y nos despedimos cada quien por su lado.















Mayela, Enif, Aurora (todo esto mientras el Doc buscaba un mecanico y nosotros andabamos abandonados en el "monte Calavera")

Días como este me hacen pensar que la vida no se mide en tiempo, si no en experiencias y son ese tipo de experiencias los que te hacen valorarla... la vida es rara, divertida y llena de sorpresas.

jueves, 6 de mayo de 2010

Final de temporada

Por: Urielo Sánchez

-Me siento como una fruta- Dice la chica del televisor unos segundos antes de que lo apaguen, frente a él, una familia políticamente correcta le da las gracias al Señor por disfrutar los deliciosos alimentos de esa noche, todos los miembros de la socialmente idílica y perfecta familia Meléndez lo hacen, todos, menos uno. Margarita Meléndez, quien en vez de estar rezando con el resto de su familia se encuentra saltando la valla del patio trasero, su aguda garganta vocifera blasfemias que se mimetizan con el torrencial sonido del agua cayendo desde las nubes, hay demasiada lluvia como para que los vecinos noten la pequeña figura que reta al cielo desde el hermoso césped de una hermosa casa en unos hermosos suburbios que hermosamente a Margarita, le han dejado de importar, agobiada revisa sus bolsillos, 900 pavos en billetes de Juárez y Sor Juana, una cajetilla de cigarros a medio fumar, un Zippo perteneciente a su ahora ex novia, el documento que arruino su vida y las llaves del Mustang de papa que tomo sin permiso, Margarita esta decidía, esta noche va a huir de casa.

Su enojo se incrementa con la tempestad y el viento la empuja hacia él auto, sin titubear sube al asiento del conductor, se seca las lágrimas, el sudor y la lluvia de la cara, después, coléricamente empieza a golpetear el claxon ¿Qué lleva a una chica que lo tuvo todo a buscar la nada? ¿Qué lleva a unos padres que siempre han amado a su hija a rechazarla en el peor momento de su vida? Margarita piensa en estas preguntas mientras el aturdidor sonido del claxon flagela sus oídos, es entonces que Margarita voltea hacia el espejo retrovisor, espera ver salir a su madre bajo la lluvia, espera verla correr hacia él auto, espera verla llorar pidiéndole que no se vaya, Margarita siempre espera muchas cosas, ignora que su madre se encuentra ahora encendiendo él televisor – Final de temporada- comenta a su marido mientras este se sirve una segunda ración de espagueti. Margarita se cansa de soñar, saca un cigarro de su bolsillo y lo prende, no abre las ventanas, le gusta ver el vidrio empañado con el humo del tabaco, ha esperado demasiado, enciende el automóvil de un tirón, pone segunda y sale despedida a buscar un lugar que la haga sentir mejor, un lugar que tenga alcohol.

Varios kilómetros más, tres cigarros menos, cinco lagrimas sobre su rostro y encuentra un bar que nunca en su vida había visto, se detiene detrás de él, apaga su auto, se recuesta sobre el volante, respira varias veces y sale en busca de la mejor cerveza que le puedan ofrecer, la lluvia no ha cesado, al contrario, su volumen a tomado fuerza, las calles se sienten inundadas, sus tenis húmedos, sus labios resecos, sus sentimientos destrozados. Entra al bar, ignora a todos excepto al fornido chico de la barra, quien corresponde su mirada con una sonrisa burlona, Margarita se echa sobre un torpe asiento forrado de vinil negro, agacha la mirada y recarga su pesar sobre la vieja madera, después pide la mejor cerveza que manejen, le sirven una “Vicky”, no es lo que pensaba pero su contenido le sabe a gloria, a los labios de gloria, el sudor de Gloria, su ex amante, su ex amiga, su ex Gloria, Margarita no puede evitar el brote de unas cuantas lagrimas, así como no puede evitar las miradas lascivas de unos cuantos sujetos que la han estado observando desde que entro al bar. –Otra- dice fuertemente Margarita mientras de un trago bebe el resto de la primera, golpeando el culo de la botella sobre la barra-Otra- susurra entre lagrimas, al tiempo que se sostiene del envase como si en cualquier momento fuese a caer.

Entre el intercambio de botellas Margarita tiene unos cuantos segundos para examinar su alrededor, mucha gente, mucho ruido, poca paz, de todas las miradas que logra captar una en especial atrae su atención, una chica rubia, atlética, su rostro femenino y perfectamente delineado la invita a pecar, a pecar por Gloria, -Pinche Gloria como eres pendeja- dice a secas mientras se deleita con las delicadas facciones de aquella deliciosa creatura, pero hay un pequeño inconveniente, con la chica se encuentra una bola de animales, toscos, gruesos, fornidos, ríen y comentan una multitud de obscenidades, ellos también la están mirando, la asechan, la estudian, la desean. La desean igual que la deseo Martin aquella noche, en aquella fatídica fiesta cuando en medio un agudo cuadro de intoxicación la poseyó, una y otra vez, profanando cada agujero de su cuerpo, mancillando cada trozo de su carne, ensuciando sus viseras y su útero con su apestoso semen.

Aquella noche Margarita había peleado con Gloria, en su tristeza bebió sustancias cuya existencia ignoraba provocando un fatigoso delirio que impidió que pudiera defenderse mientras era violada consecutivamente por el hermano de su novia. -¡Puta!-, fue lo que le grito Gloria cuando los encontró cogiendo, -¡Puta!- Fue lo que iba vociferando mientras la bajaba aun desnuda de las greñas y por las escaleras, -¡Puta!- Lo que dijo en un susurro después de escupirla y arrojarle unas cuantas prendas encima, -¡Puta!- lo que le contesto por teléfono cuando Margarita le confesó que estaba embarazada de su hermano,- Putilla- lo que le dijo su padre cuando margarita le pido ayuda –Puta madre- lo que margarita se repite una y otra vez desde que destapo aquel informe, ese informe que con aflicción lleva en el bolsillo. La segunda cerveza llega antes de que se dé cuenta que está ahí, al mismo tiempo uno de los animales de la mesa de la chica linda se para derramando seguridad y de forma pomposa avanza contoneándose hacia ella.

-Hola amiga, ¿Por qué tan sola?-dice el sujeto mientras ostenta una falsa sonrisa y pone su codo sobre la barra –Por que soy lesbiana, estoy embarazada y me cagan los hombres-el hombrecillo sin saber que más añadir ante un comentario como ese opta por retroceder cautelosamente hacia su manada de idiotas, Margarita cabreada mata la “Vicky” de un trago, paga la cuenta y se retira tambaleándose.

El humo del tabaco se cola por los respiradores del Mustang, la chica que lo conduce se llama Margarita Meléndez Vidal, tiene veinte años y después de la quinta lata de cerveza ha prometido que dejara de llorar, estudia diseño, su sangre es tipo AB y su bebe quizás se llame Damián si es hombre, Magdalena si es mujer, su dirección, teléfono y demás datos ya los ha rayado de sus identificaciones pues piensa en esto como una especie de ruptura, una especie de cambio y aunque el teléfono aun es legible en su credencial del Ife Margarita está feliz. Mientras da una vuelta cerrada pensó en buscar empleo, cuando rebaso a un niñato que apenas sabia conducir, Margarita se sintió poderosa y pensó en un departamento, Margarita pensó tantas cosas ese día y más que pensar estaba el placer que solo obtienes cuando conduces un Mustang del año a 98km bajo una lluvia torrencial, Ella estaba volviendo a sentirse viva tan viva como para acabar sus estudios. Margarita se está reinventando, “la vida es muy corta para vivirla de una forma preocupada”.

El capítulo de la serie del canal favorito está a punto de terminar y se puede apreciar perfectamente a una pareja sentada en la banca de un pequeño parque, ambos se dictan mutuamente el por qué se quieren. Al mismo tiempo el teléfono suena en una hermosa casa de unos hermosos suburbios, la respetada señora Meléndez es la que contesta con un tono frustrado, la voz del otro lado de la línea le informa que su hija, Margarita Meléndez ha fallecido en un horrendo accidente automovilístico, instantáneamente después el capitulo del programa televisivo termina, como espectador se encuentra el desesperado llanto de una madre destrozada, otro increíble final para un día más dentro de la vida de una familia políticamente correcta, pero esta vez el televisor se que queda encendido.

martes, 27 de abril de 2010

Retratos de vidas que dejaron de existir

¿La muerte debe ser signo de preocupación?

Tal parece que la mayor obsesión del ser humano es y será siempre su fin, su inexistencia.
Pendiente de la ausencia del ser es que me paseo por los oscuros rincones de los obscenos cementerios, asiduos en formas tétricas y abrumadoras, asomándose en ellos fachadas inmortales de seres durmientes, putrefactos... entes idos con y sin historia...

¿Por qué debe ser la muerte objeto de morbo? ¿Puede ser objeto de estética? y ante esto, que nos dan sus representaciones, su arte ¿Es acaso un reflejo de una paranoia colectiva y universal? o es solo el versado intento de una vida preparándose para fallecer...

A lo largo de mi ociosa búsqueda en la red me tope con la fotografía post mortem, imágenes atónitas de seres que dejaron de ser, pero sin la desfachatez de una mirada con morbo es que se deben apreciar estas joyas de épocas pasadas, aquellos interesados podrán encontrar datos meramente interesantes por la Internet, pero yo siendo más osado he dimitido de este contexto prefiriendo lanzar al aire unas cuantas preguntas

¿Qué ven? ¿Qué imaginan? ¿Qué sienten? ¿Qué piensan?