viernes, 24 de septiembre de 2010

¿Seguiré dormido?

Me levante temprano, inmediatamente mis ojos inquietos buscaron la luz del sol a través de las cortinas pero solo hallaron la oscuridad que brinda su ausencia, no puedo recordar lo que soñé.

Minutos más tarde ya me encontraba saliendo de mi casa, faltaban horas para mi primera y única clase del día más algo me movía a marcharme, como por inercia tome el colectivo.

La mañana estaba lluviosa, la briza fría y con el alma ausente, mis ojos se empañaban con ligeras gotas de agua cada vez que dirigía mi vista al cielo, por la delgadez de las nubes se notaban aun los últimos rayos de luna -¿Por qué estaba tomando el autobús?-

Subí al transporte, pague mi cuota como si fuera esta una transacción rutinaria, busque un asiento solitario y cómodo, tome lugar, limpie la ventana, saque mi reproductor y me dispuse a escuchar lo primero que saliera, No surprises de Radiohead fue lo que choco inmediatamente con mis oídos… la pregunta me seguía acosando.

Me perdí en la vista que ofrecía la ventana, agua, gente, autos, edificios, faroles y concreto, las delicadas escenas que puede ofrecer la urbe citadina son privilegios que un conductor nunca podrá disfrutar, la lluvia comenzó arreciar.

Tus silencios son las olas de mi mar que cobijan mis momentos de soledad
Y no encuentro la palabra para describir este vacío que me llenas y me haces hundir...

Después de un largo momento de espera la respuesta se me manifestó con la descrecencia de la lluvia, sus gordas gotas ya solo parecían leves pelusas flotando en el cielo, el sol comenzó entonces a dar sus primeras señales de vida y sus radiantes rayos trasmutaban aquellas ondulantes pelusas en brillantes y diminutos diamantes.
La mágica hermosura nunca se marcha pense, solo evitamos verla. Abrí la ventana y deje que aquellas joyas me besaran la cara…

Aterrorizas me simplificas y dando vueltas me respiras
Eres mi caricia toda una delicia
Tú eres, pura buena malicia
Tú eres pura buena malicia…

Carla Morrison dejo de cantar en el instante en el que yo comencé a sonreírle de nuevo a la vida.

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