domingo, 26 de septiembre de 2010

“Vivir”… ahora lo entiendo

Dormí arrullado por las ilustres voces de los blogueros de El plan del San Luis su Podcast era muy largo y antes de que acabara yo ya estaba ausente, en la mañana me levante entre quejas y suspiros, otro día más había comenzado.

La mañana pasó de manera vertiginosa, cereal, música, La cachi cachi porra, lavar, intentar recoger mi alcoba y antes de que me diera cuenta ya estaba sentado frente al ordenador, comente el podcast de la noche anterior, revise algunos blogs y me puse a descargar más películas, fue solo un pestañear y ya eran pasadas las cinco, hoy se presentaba el tour de expresión en corto en el teatro alameda. A las seis y media ya estaba camino hacia el cine, el trayecto fue corto y sincero aunque algo rebuscado.

Llegue cuando los presentadores del evento vociferaban cosas sobre el estado de Guanajuato y sobre el corto potosino que había ganado el cuarto lugar en el festival. Busque un asiento vacío y me dispuse a disfrutar de las proyecciones. Pasaron los minutos y empezó el arte, hubieron trabajos muy notables que me dejaron con un buen sabor de boca aunque el exceso de publicidad fue desesperante, se termino la primera etapa del evento y encendieron las luces para comenzar con los agradecimientos, los aplausos y todo eso que rodea este tipo de cosas. Busque mi cajetilla de cigarros de entre el desmadre que llevaba en la mochila y me dispuse a salir a fumar, cuando me levante note a mi hermano que caminaba hacia la fila donde me encontraba, nos saludamos, se sentó a mi lado y nos pusimos a hablar de los cortos y otras cosas, pero había algo que no cuadraba… cuando me había levantado para ir a fumar había notado que Viridiana, se encontraba en el sitio.

Me surgieron unas ganas tremendas de ir corriendo a verla, a preguntarle unas cuantas cosas, a decirle otras… o tal vez solo quería escuchar su voz. Me disculpe con mi hermano y me marche, sortee los asientos del cine mientras los presentadores vociferaban un sinfín de elogios sobre el festival y mientras más avanzaba hacía su encuentro más pesadas sentía las piernas. Ella estaba ahí sola, mirándome con esos ojos suyos que atraviesan el cuerpo y acojonan el alma, de repente sentí como todo el cine se quedaba en silencio, llegue hasta donde estaba sentada, me pare a su lado unos segundos como intentando pedir permiso para poder estar en su compañía, la vi, ella no había dejado de mirarme desde el instante en el que la note, me quede pensando que hacer, que decir, como actuar, ella solo volteo la mirada en silencio y yo conteste su movimiento sentándome a su lado, me quede ahí quieto, no pude ni siquiera saludarla de beso pues tenía la plena seguridad de que el simple hecho de estar en el mismo sitio que ella le parecía sumamente incomodo y aunque mis labios se morían por volver a rozar su piel sabía que hacerlo no era lo más indicado, tarde un instante contemplándola, admirando sus rodillas desnudas, sus labios carnosos, su pelo rojizo, sus anteojos cuadrados y solo cuando me di cuenta que de verdad ella estaba sentada allí fue que pude esbozar torpemente unas palabras. –Viri, ve a la escuela…– que imbécil fui ¿Cómo no se me habían podido ocurrir mejores palabras? ¿Cómo podía yo pedirle algo a esa estupenda mujer sabiendo cómo se encontraba? ¿Cómo podía yo dirigirle la palabra aquella dulce criatura que me había dado su amor? Yo sabiéndome culpable de haberle causado el estado en el que se hallaba –Por favor Viri, llevas toda la semana sin ir, no quiero que te descuides– ¿Por favor? Quién era yo para pedirle de favor que me creyera que solo quería su bienestar si bien sabia que para ella su bienestar era yo, me quede entonces en silencio, me quede viéndola, sintiéndola a mi lado, ella movió sus labios y dijo algo que no pude entender o que no recuerdo, pero en el instante que lo hizo puedo decir que me conmovió de una manera atroz, no merecía ni verla y como cumpliendo mi deseo las luces del cine se apagaron –Por mí no te preocupes… no voy a buscarte– sentí que algo se rompía en mi garganta y no pude decir nada más, tome mi mochila del aza y me quede una rato pausado, como intentando levantarme, inconscientemente quería quedarme a su lado, en silencio y oscuridad, con el simple hecho de saberla ahí me hubiera sido suficiente, pero después pensé en ella, sabía que hacerlo o decir alguna otra cosa le causaría mucho dolor, fue entonces que obtuve el valor para marcharme y deje que la bruma de lo indescifrable consumiera mi figura mientras abandonaba la sala.

Me doy asco pensaba mientras transitaba por las calles de la ciudad, caminaba nuevamente sin rumbo fijo, ya no miraba los edificios ni a la gente, solo caminaba… cuando volví en mi estaba por Zaragoza, alce la vista e identifique a Abraham entre una multitud de rostros grises, nos saludamos y agradecí su interés por mi estado de ánimo –estable– dije yo intentando fingir una sonrisa, no se la trago, después me comento sobre su anterior encuentro con Viri, sobre la insistencia de este para que ella volviera a la universidad, hablo de su decaído estado de ánimo, del mío y sobre el perro con el que iba acompañada, siempre odie a su perro pensé para mis adentros, me invito amablemente a una fiesta, yo rechace la oferta, intercambiamos unas cuantas palabras sobre la vida y nos despedimos –Cada quien ve lo que quiere ver– me dijo contestando una pequeña frase que cite –Viri me abrió los ojos Abraham… voy aprovechar la luz que me brindo– dije mientras me marchaba.

Compre un café en el extra y me fui a divagar a mi banca, fumando y bebiendo se me fue el tiempo, viendo las nubes como manchones en el cielo –desde aquí siempre se ven más lentas– le confesé a mi soledad, la música del bar de la esquina se pronunciaba fuerte y arrullaba mi estopor con melodías dulces, yo miraba a todos lados, como buscándola, como pensado en su estadía invisible detrás de las estrellas, o en su hipnótica mirada que se distinga de la luna solo por su cercanía –Te odio– me dije a mi mismo, –Te odio por no habérselo dicho a tiempo, te odio por ocultarle tus malestares en silencios mortuorios, te odio por necesitarla tanto y al mismo tiempo no saber estar con ella, te odio por tragarte todo, por no haberle dicho del daño que te causaban ciertas cosas, te odio por haber nacido así, te odio por haberla amado y no haber sabido cómo hacerlo, te odio por seguir amándola y sobre todo te odio por que te sige amando…– Entonces recordé… –No puedes echarle la culpa Uriel si hubieras enfrentado tu trastorno antes, en vez de solo negarlo y se lo hubieras dicho, ella lo hubiera podido entender y amarte como debía y no como creyó hacerlo mejor, deberías estarle agradecido, su falta de limitaciones contigo te quito por un tiempo tu necesidad natural de hacerlo con los demás, te abriste por qué no tenias la necesidad de defenderte, no de ella, la felicidad que nunca habías sentido fue más grande que tu condición, Con esa niña obtuviste lo que años de terapia nunca te darían… durante unos cuantos meses te sentiste casi normal… ¿no es cierto?– … –Si–… –Y eso es lo que les sucede casi siempre a la gente con tu tipo de trastorno, que se llegue abrir lo suficiente con alguien como para enamorarse, lamentablemente como en la mayoría de los casos, la experiencia nueva de poder percibir las emociones de los demás y poder sentir los tuyos te volvió sumamente vulnerable, tu consumías o expresabas los sentimientos de forma anormal y puede que exagerada y siendo esto así, supongo que había cosas de tu novia, de ti y de los demás, que no entendías, que te impresionaban y hasta te confundían ¿No es cierto? –… –Si–… –Así que Uriel dime, Tu eres muy dado a la auto reflexión y es muy obvio que el núcleo de tu crisis de personalidad se haya encontrado en tu relación… ¿Uriel hubo algún suceso o acción dentro de esta que tu psique no haya podido digerir bien? –… –Si, hubo muchos, tanto dentro como fuera de mi relación… pero tuve mucho cuidado con guardarme su afectación – ¿Por qué? –… –Por ella… digo… me refiero a que eran sucesos que en una situación normal no les hubiera dado importancia–… –Uriel, pero esto no era una situación normal ¿Hubo uno en especial que te haya afectado a tal grado que desearas volver a ser como eras antes? –… – Si– ¿Cuál fue? –… – No se lo puedo decir– … –¿Ni a mí que soy su psiquiatra? –… –A NADIE–… – ¡Oh ya entiendo! Bueno, bueno… cambiemos de tema, Uriel, Me desconcierta la decisión que ha tomado, en la mayoría de los casos como el suyo, el paciente pretende empezar una etapa de recuperación para volver a sentirse como usted lo hizo, que lo mueve usted a tomar el rumbo contrario ¿Por qué quiere deshacerse de años de avance? ¿Tiene usted miedo de la gente? –…– ¿Miedo?… si… si tengo, tanto como usted y el resto del mundo… pero lo que me hace tomar esa decisión es un poco más estúpido… –…– ¿Se puede saber que es? –… –Quiero que ella sea la única– me vi reflejado en el charco de café que guardaba mi envase medio vacío, después me reí en silencio, fue una risa resignada, como la de un condenado a muerte antes de recibir su dosis de eternidad – Me iré por fin– sentía lentamente como mi anti terapia funcionaba, me estaba convirtiendo en lo que siempre había evitado ser… “de evitativo a esquizoide solo hay un paso” me tome mi último sorbo de café y volví a caminar sin rumbo fijo.

No vi el nombre del establecimiento, pero me llamaron la atención las notas que provenían de su interior, reconocí de inmediato Quien fuera de Silvio Rodríguez y me fui al umbral de lo que un día fue una galería de arte, nunca entre, solo mire ausente como el chico movía las cuerdas de la guitarra mientras mi boca entonaba como en susurros la canción que él cantaba, después de estar oyéndolo durante un tiempo volví a reanudar mi camino, este me llevo a donde todo comenzó y allí encontré su canción, la canción que ponía cada vez que anhelaba su olor y buscaba el calor de sus brazos, la canción que me hacía sentirla cerca y recordar su nombre entre las notas, aquella canción que lleva el nombre del aderezo que más odio, del que más le gustaba a ella, mi favorita de mi grupo favorito, Mayonaise de los smashing pumpkins, estuve embobado oyéndola en la puerta de aquel bar, detenido, entendiendo la letra… proféticamente aquella canción contaba nuestra historia o eso me parecio, quizas mi sensibilidad aun estaba muy fresca. La melodía termino y me marche por aquella calle donde tantas cosas han pasado y cuando estaba empezando a deliberar lo que había sucedido esta noche la vi, venia caminando acompañada de la ex novia de Abraham, la contemple como se contempla una obra de arte, de lejos y sin tocarla, ella me miro y siguió caminado, yo solo pude irradiar una sonrisa una verdadera, una de despedida.

Cuando desperté estaba en el Carmen, me encontraba afuera de la santita mendigando música, estaban reproduciendo Dont Cry de los Guns and Roses y me reí mucho, di vueltas por la plaza, todo empezó a cobrar sentido, me vi en los escalones del Carmen en diferentes etapas, me vi en sus jardines con los darkis, en el museo con Joel, me vi en la santa en el techo el día que ella nos acompaño y le dije a Edwin lo mucho que me gustaba y lo mal que me sentía por que ella había llevado a su novio, me vi en Electra sacando una “tarjeta de naco oficial”, me vi en las desaparecidas nieves tuki tuki comprándonos un helado insalubre, me vi en una banca con Abraham, Jeny y Mayela pensando cómo hacerle para conseguir más alcohol, me vi en la sastrería viendo la foto de la cabeza cortada con Lorena, también me vi en Sears donde siempre me dejaba plantado, en el Pacifico desayunando un cafecito con los vagos, en dominós pizza comiendo con Bety y Rebeca, En la misma calle paseando con Lucia o fotografiando a Mitzy, en el centro de idiomas hablando de zombis con mi hermano o en la tienda de mascotas preguntando como quitar la pelusa de los sacos, en la tienda de ropa criticando los bikinis de estambre mientras ella veía unos zapatos, entonces me enfoque más en su rostro y empiece a hablar solo, caminando en compañía de una ilusión –Te acuerdas cuando tu y wonder estaban jugando luchitas en la óptica y casi me aplastan, cuando compraste ese refresco de vainilla en la farmacia y no te gusto o la primera vez que huiste del abuelo Sodoma conmigo a lado, saliste disparada… luego te regresaste y me abrazaste bien fuerte, o cuando te prometí que siempre te iba a proteger en aquella banca que esta frente a la torre, o cuando entramos por primera vez a la tienda de libros viejos y te dije que la dueña era tuerta y no era cierto, o el día de tu cumpleaños cuando saliste borrachísima de la cervecería San Luis y tuvimos que dar varias vueltas para que se te bajara, o la primera vez que te bese en el bar la excelencia, casi me arrancas el labio, o cuando me dijiste que el reloj del jardín colon parecía un búho, yo nunca lo habría notado, o el mejor momento de mi vida, cuando nos besábamos frente a ese reloj, hacia viento, estaba nublado, nos calentábamos con nuestros brazos mientras oíamos un saxofón a lo lejos…– había concluido mi caminata y ahora me encontraba sentado en aquella banca que tanto aprecio, el auto seguía donde lo había puesto y me esperaba para partir pero aquel fantasma seguía acosándome, reclamándome más sonrizas, asi que proseguí charlando con mi ficticia acompañante – recuerdo cuanto te desee la primera vez que te vi con una falda larga puesta, te tome fotos con el celular de mi hermano, o la última noche que estuvimos en el departamento de tu hermana, fue mágica, tan mágica como la primera vez, cuando me fisure la rodilla por verte a tiempo, o la primera vez que fuimos a los elfos solos, pediste un capuchino para llevar y no te lo terminaste, o cuando leíste en la coordi, cortaste un trozo de tu cuento y escupiste el chicle que tenias rato mascando en él, también recordare siempre el día en que te propuse ser mi novia, recordare con gracia todas las clases de manejo y cuando se te estaba quedando el bocho en Pedro Moreno, recordare todas las charlas de música, desde las de Bauhaus hasta las de Bob Dylan, recordare cuando te acompañe a pintarte el pelo y como no me dejabas besarte por miedo a que me envenenara, recordare tu marca favorita de jugo, recordare tu cuarto aunque solo lo haya visto una vez, recordare tus risas estridentes, tus ojos desorbitados, tus charlas en nahualt, los molletes gratinados que me obligaste a comer antes de besarte, recordare como me enseñaste a comer makis, o cuando te llame preocupado en diciembre desde la convención de comics porque te sangraba el oído, recordare tu paraguas comprado en el chopo, recordare las veces que fuimos al cine y siempre salí quejándome, recordare el sabor de tus besos, el olor de tu pelo, el tacto de tu piel y el ardor de tus mordías, recordare la primera vez que me dijiste que me amabas y la ultima, recordare todo, cada centímetro de tu piel, cada palabra por bendita o maldita que haya sido, cada silencio, cada caricia, cada susurro, cada risa, cada mirada, cada error, cada acierto, cada roce de mi piel con tu piel, todo… excepto una cosa, no puedo recordar cuando deje de quererte para empezar a amarte…– y Ahí estaba yo hablando solo en una banca casi a la media noche, me reí demasiado de lo que me estaba pasando, todo este tiempo ocultándoselo a todos, haciéndoles creer que estaba amargado… y aun así hubo gente que me quiso, ahora lo sé, gente más allá de mis amigos íntimos Dony y Dick los cuales nunca han sabido de mi trastorno y espero nunca lo hagan, más allá del Edgar quien siempre me ha apoyado, más allá de la extinta Mitzy o de Lorena a la que siempre admire y siempre querré, mas allá de todos ellos me llevo cada uno de los recuerdos que infinidad de personas me han dado, cada imagen, cada historia, cada palabra, cada emoción por mínima que haya sido, ahora sé que amo esta ciudad.

Gracias Viridiana Urias por haberme dado tu amor y haber hecho brotar el mio… espero algún día comprendas la elección que hice.

3 comentarios:

  1. lo malo de las atudescripciones es el error de la percepcion de un mismo, deseamos, odiamos y tantos sentimientos que todos hemos sentido a travez del univerzo. pero tendemos a errar en nuestra manera de escribir, todos estamos enfermos la verdad es esa, y los cobardes se excusan en las etiquetas, el temor de nuestros miedos nos consumen, nos aparta. escribimos por que no tenemos el valor de afrontar la realidad alli el detalle de niuestra soledad.

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  2. http://www-reflexiones-inutiles.blogspot.com/
    ¿cómo entender?, probablemente es solo estupidez

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  3. Un ejercicio completo de exorcismo.La palabra "brindó" no me permite pensar que es una crónica fiel a la realidad. Es un andar que he hecho,por lo menos en mi cabeza, las cosas que pienso cuando se que he dañado a alguien que amo, la manera en que se observa a aquella que te hizo (hace, en mi caso) feliz, recordar mil veces los momentos de alegria y sumarlos todos.De tu vida y tu decisión nada puedo comentar, pero el texto es muy bueno, me dan ganas de seguir pasando por aquí.

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